Las empresas de menor tamaño no están a salvo de responsabilidad penal, lo que significa que, en cualquier caso, con independencia del tamaño de la empresa, del número de trabajadores que la integren o del volumen de facturación de la misma, no está exenta como ha quedado, dicho de responsabilidad penal, o de cualquier otra prevista en la legislación vigente.
Ninguna empresa, grande o pequeña, está libre de que un administrador o un empleado con exceso de celo, traspasen los límites de la legalidad. La empresa puede quedar expuesta frente a un problema penal imprevisto, llegando a poner en peligro su continuidad.